El sueño de la casa propia es una de las metas más deseadas por muchas personas. Contar con un hogar propio genera grandes beneficios financieros y también psicológicos, ya que brinda tranquilidad de contar con un espacio verdaderamente personal.
La posibilidad de una casa propia asegura un mejor futuro y ayuda a consolidar estabilidad económica, mejorando la calidad de vida y ofreciendo prosperidad.
El proceso para cumplir con este sueño, desde luego que es arduo, pero vale sumamente la pena. Es por eso, que a continuación te contamos de aquellas señales que indican cuándo empezar a pensar en tu casa propia.
Cuando cuentas con suficiente solvencia económica
Si luego de trabajar intensamente has logrado estabilizarte económicamente, puedes comenzar a pensar en tu propio hogar ya que es el requisito principal para poder mantener una vivienda.
Es importante pensar que contar con una vivienda propia es además poder cubrir gastos de mantenimiento, servicios y todo tipo de modificaciones o adecuaciones que decidas generar. La tranquilidad financiera podrá prepararte para los nuevos retos como propietario.
Cuando tienes un trabajo estable y bien remunerado
Este ítem conlleva absoluta relación con el anterior, ya que para estar estable financieramente es preciso contar con un empleo estable y bien remunerado. Esto permite mayor seguridad y confianza al momento de dar grandes pasos en la vida.
Cuando conoces la zona residencial ideal para ti
No sólo se trata de contar con una buena economía, sino también de saber detectar qué lugar es el más propicio y adecuado para establecerse. Para ello es importante reconocer la zona ideal que se ajuste a todas tus necesidades personales, sociales y de seguridad.
Si ya sabes de una zona residencial que reúne las amenidades que deseas, la cercanía a puntos centrales que precisas y los servicios que precisas, puedes empezar a pensar en comprar o construir tu propio hogar allí.
Buscas contar con mayor libertad
Si te nace la necesidad de poder decidir con libertad acerca de tus espacios dentro de tu vivienda y cumples con los requisitos anteriores, puedes comenzar a pensar en invertir.
La libertad personal de escoger acerca de diseños, materiales y estilos viene de la mano del propio hogar. Poder adecuar espacios tan personales favorece a la calidad de vida y genera mayor comodidad. Si te urge esto, es momento de dar el gran paso.
Invertir en una casa propia: beneficios para el futuro
Proyectar, evaluar y, finalmente, generar una inversión inmobiliaria ofrece un abanico de beneficios a corto, mediano y largo plazo. Entre ellos:
1- Seguridad
Una vivienda propia te hará sentir que alcanzas una de las más grandes metas personales y financieras. Eso contribuirá a una mejor calidad de vida para ti y tu familia. Tener un lugar propio donde vivir y que eso, a la vez, sea la herencia de tus seres queridos contribuye a la tranquilidad mental.
2- Estabilidad
La estabilidad personal y familiar al contar con un hogar propio se maximiza al cien y se traduce a: no más mudanzas al finalizar contratos, no más compras o ventas de mobiliarios que no caben o que necesitas dependiendo de tu nuevo alquiler, no más adaptaciones obligadas a espacios no tan agradables.
3- Espacio personal
Cuando el hogar es tuyo, puedes generar todo tipo de remodelaciones y adaptaciones dependiendo de gustos y necesidades. Puedes proyectar por plazos todo lo que desees hacer en tu vivienda e ir convirtiéndola en el lugar que tanto anhelas.
Planificar una inversión de esta dimensión no es tarea fácil, pero ir teniendo en cuenta diferentes señales e ir trabajando en ellas puede facilitarte mucho la meta de contar con tu casa propia.
LO IMPORTANTE |
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